La investigación concluye que las víctimas eran inocentes y el Ejército, culpable
El primer ministro británico, David Cameron, admitió ayer en los Comunes con pesadumbre que la famosa matanza del Domingo Sangriento -Bloody Sunday- en Irlanda del Norte, el 30 de enero de 1972, "ni estaba justificada ni es justificable" y se declaró "profundamente consternado" por lo que hizo aquel día el Ejército británico. A partir de las conclusiones del llamado Informe Saville, que empezó sus trabajos hace 12 años y publicó sus conclusiones ayer, Cameron aceptó que los 14 manifestantes muertos a tiros por el Ejército británico en Derry -como la gran mayoría conoce a la oficialmente llamada Londonderry- eran inocentes.
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